martes, 11 de julio de 2017

Jacinto Ela: De Añisok a Barcelona, sin olvidar Huddersfield.

Corría el año 1996...fallecía Miterrand, la ETA secuestraba a Ortega Lara, Yasir Arafat era nombrado presidente de la Autoridad Nacional Palestina, llegaba José Mari, Alemania ganaba la Eurocopa en Inglaterra, paradojicamente Teodoro Obiang accedía al poder en Guinea Ecuatorial (más tarde os daréis cuenta del por qué de la paradoja)...¡Ah sí!, y el infantil del RCD Espanyol ganaba la Nike Premier Cup. 

Para muchos puede parecer un año más, yo de hecho tengo un vago recuerdo de 1996. Pero no para el protagonista de la historia, un chavalete ecuatoguineano hijo de legionario que sería nombrado mejor jugador infantil del mundo.

Y ahí empieza todo, subidas y bajadas como el Compostela, una carrera no muy larga pero cargada de momentos para recordar y sobre todo los pies en la tierra para saber parar en el momento adecuado.

Aquí comienza la historia de Jacinto Elá Eyene, nacido casualmente el mismo día que yo pero de 1982, internacional español Sub-18, ecuatoguineano sub-23, jugador del Southampton....

Mejor que lo cuente él mismo, el que ha escrito su historia...

-En primer lugar , para conocer a una persona es muy importante saber de sus orígenes. Y los tuyos tienen pinta de ser bastante interesantes.

Antes de todo, tengo que remarcar que mis padres nacieron en España, ya que por aquel entonces Guinea Ecuatorial era una provincia más. En cuanto a mí, nací en Guinea y con 11 meses ya estaba viviendo en Fuerteventura, donde mi padre fue legionario. Con 9 años nos mudamos a Barcelona (mis dos hermanos y mi madre) para buscarnos una vida con más opciones que las que podíamos tener en el maravilloso archipiélago canario.



-Cuando vives en Barcelona y te llama el Espanyol es difícil dudar, ¿no?


Cuando llego a Barcelona paso por un equipo de barrio, CD Sector Sanfeliu; y de ahí a L’Hospitalet e inmediatamente a las filas del Espanyol. No lo dudé ni un segundo. Era algo que no entraba en mi cabeza ya que no había antecedentes futbolísticos en mi familia. No fuimos los típicos niños que andaban detrás de un balón… hasta llegar a Barcelona.

-Y llega el día D, vas a Manchester a jugar la Nike Premier Cup y vuelves como el mejor jugador infantil del Mundo. ¿Cambió mucho tu vida o tus objetivos en ella, a raíz del galardón?


Cuando ganas trofeos no percibes la magnitud de estos hasta que no pasa un tiempo. Es diferente si los premios van acompañados por una cantidad económica. Ganar es algo abstracto, la copa no deja de ser un objeto. ¿Cuánto pesa en las manos el trofeo de mejor equipo del mundo infantil? No lo puedes medir. Nosotros seguimos jugando. Es algo intangible, y más cuando a final de año algunos compañeros dejan el equipo. ¿Si somos los mejores del mundo por qué sobran tantos? Te preguntas. No te cambia tanto como la gente cree porque al día siguiente vas al cole y a la hora del patio sigues jugándote el honor.



-Pese a ser una promesa perica viene el Southampton y te ficha. ¿Fue fácil la decisión? ¿Podríamos extrapolarlo a la actualidad: Un juvenil del Villarreal que lo ficha el City?


No se puede comparar. Cuando yo me fui a la Premier League nadie menor de 20 años lo había hecho. Solo Mikel Arteta estaba en el PSG. Fui pionero, no sabía a dónde iba. Nadie me iba a seguir porque Internet no era lo que es hoy. Cuando me fui no me volvieron a llamar para la selección española a pesar de haber sido habitual indiscutible y de haber fichado por un equipo Premier. Ahora es más fácil: pagan más, hay más conocimiento…se aprovecha la senda que abrimos otros.



-Aprovechando un tema candente en la actualidad...¿Crees que te perjudicó el hecho de que la Liga Reserva en Inglaterra no tenga mucho tirón y los clubes miren poco para su filial?


Me perjudicó una barbaridad porque, al ser joven, me situaron en el rango de los chavales del equipo reserva. Ya tenía claro que me tocaba hacerme un nombre en el “mundillo del fútbol inglés”, pero estando en la reserva del Southampton mi estatus era de juvenil exótico traído como un boleto de lotería. Todo mi bagaje anterior quedó al nivel de un jugador de Trinidad y Tobago probando suerte en Europa.

-Cuéntame un poco sobre la difunta Premier Reserve League: 


Eso era como leche sin lactosa.

-Seguro que hubieses aprovechado mucho mejor los 53 minutos que tuvo Ali Dia con el Southampton. ¿Te quedó la espina?


Evidentemente que me quedó la espina porque entrenaba cada día y no veía que mi nivel fuese inferior. Yo me conocía bien, y un año antes tenía claro que en el Espanyol me quedaban muchos entrenos para poder disputarle el puesto a alguien, pero en Southampton tenía los entrenos, la confianza y la frescura necesaria.



-Vuelta a la cruda realidad...De entrenar con Le Tissier a jugar con Asier Butrón y Nacho Rodríguez. ¿El golpe quizá fue menos duro al fichar por el filial de un club que acabaría ascendiendo a Primera?


A mí me daba igual quienes fueran mis compañeros, yo iba a luchar por mi carrera. No me hice pequeño por sentarme con Le Tissier, Dan Petrescu o James Beattie, al igual que no me creí más que Asier, Nacho o Garmendía. Mis compañeros eran mis iguales. De alguna manera daba por hecho que ahí cada cuál tenía sus aspiraciones. Después de pasar una lesión como la que yo tuve (triada), tener equipo es una bendición. Antes de fichar por el Alavés fui rechazado por otros equipos. De esos me quería vengar.

-Por lo que veo nunca dudaste en tomar la decisión que fuese, aunque supusiese un cambio drástico, pero...¿Cómo tomaste la decisión de pasar de la Scottish First Division a la Tercera Española? ¿En ese momento ya estabas buscándote la vida por otro lado?


Hubo una reestructuración económica en el club y los extranjeros fuimos invitados a abandonar el barco. Como no me apetecía estar acepté. Pero antes de ir a Tercera pasé seis meses sabáticos tras ver que L’Hospitalet, tras una prueba me ofrecía lo que a un juvenil, “prefiero trabajar en Zara” le dije al entrenador. Y lo decía en serio, prefería tener contacto con el mercado laboral común. Pero tenía 24 años y no me podía retirar sin jugar, así que junio fiché por el Gavà a pesar de mi reticencia a fichar por un equipo de tercera, porque cuando te metes en tercera es difícil sacarte el cartel de “jugador de tercera”.

-Y ahora viene la Fundación Logroñés...en un principio fichabas por un equipo hecho para ascender, ¿no? ¿Cual era el sentimiento del club: tenía mucha o poca afición, realmente se respirable aroma del CDL, aunque éste aún no estuviese muerto, de hecho, duró más que la FL?


Fue una cagada monumental Era un club inventado. Cuando me enteré que después de tercera división no había más que una categoría casi me da algo. A ver, cómo te lo explico…: un equipo sin historia, sin dinero y sin estructura es la paja mental de algunos iluminados que querían divertirse montando un equipo de fútbol sin tener en cuenta que estaban utilizando personas, no recursos.

-Aunque parecer un fracaso, no todo el mundo se formó en la cantera del Espanyol, jugó en el Southampton y fue mejor jugador infantil del mundo...¿Eso aún pesaba cuando recorrías cada fin de semana los campos de 2ª Regional con el Levante Las Planas? ¿Ahí comenzaste a compaginar el fútbol con otro trabajo?


No es un fracaso. Es un éxito rotundo porque yo quiero que lo sea, me alimento de lo bueno y de lo no tan bueno que vivo. Son opciones personales. Solo le puede parecer un fracaso a quien desde lejos interpreta mi carrera con una perspectiva un tanto distorsionada. Una cosa es lo que puede parecer que podría haber sido y otra muy diferente el día a día, la constante búsqueda de coincidencias que me llevasen a la élite… no todo depende de uno, y eso hay que saberlo. Y muchas veces no estás como debes. Influyen muchas cosas. Solo yo sé las horas extras que entrené en Southampton cuando todos se habían ido a casa, solo yo sé lo importante que fue hablarme a mí mismo y conocerme hasta adorar a mi ángel y a mi demonio, ambos necesarios para seguir retándome día a día en conseguir objetivos que para la gran mayoría pueden carecer de importancia o mérito, pero son mis objetivos. A veces más definidos o más abstractos, pero voy en bici y, desde que me fui con 19 años a Southampton, no he dejado de pedalear. Respecto al Levante las Planas, no lo compaginaba con el trabajo: yo trabajaba y por la tarde iba a jugar como tú puedes ir a trabajar en una empresa de muebles y por la tarde hacer clases de baile. Cuando me puse a trabajar fuera del fútbol, el fútbol fue secundario automáticamente. Así de crudo, sin dolor ninguno. No quería el doble de complicaciones. Necesitaba dejar espacio para mí mismo.



-¿Fue duro el momento de la retirada o simplemente no tenías ganas o tu vida ya estaba orientada hacia otro sector?


No fue duro. No me divertía lo suficiente como para seguir. De siempre supe que sabía hacer otras cosas además de jugar. Nunca nadie me ha escuchado decir que el fútbol era mi vida. De hecho, el primer año en Southampton (19 años) le escribí una carta al presidente en la que decía -lo recuerdo perfectamente-: “Me gusta el fútbol pero más me gusta mi vida”. Por aquel entonces ese hombre me pagaba unos 5 mil euros al mes. Me daba igual.

-Durante todos tus años de futbolista ¿continuaste formándote académicamente?


No. No tuve la habilidad ni la tranquilidad para mantener una regularidad. Cuando te metes en el mundo del fútbol, lo más común es que des el 100% de tu atención en ello porque solo tienes unos años para conseguirlo.

-Además, fuiste internacional con Guinea Ecuatorial, ¿aunque fue con la Sub 23 no? ¿Qué supuso esa llamada para ti?


Una oportunidad de aportar algo a mi otro país y una experiencia. 

-Qué opinión tienes de la selección ecuatoguineana actualmente...¿Podría conseguir mucho más si todos los jugadores con raíces jugaran todos los partidos, no solo cuando juegan la Copa de África como anfitriones?


La verdad es que me interesa poco. En Guinea hay asuntos más importantes que el fútbol. Eso son preocupaciones del primer mundo. 



-Y en cuánto al país en general. ¿Por que nadie hace nada por solucionar los problemas políticos de uno de los países más ricos de África? ¿Crees que España tiene cierta “obligación” histórica y qué debería ayudar en ello? ¿ Quizá la oposición a Obiang en el país está poco organizada?


Un pastel llamado África. Es curioso que en los dibujos animados se veía a unos negros alrededor de una olla con un blanco dentro; resulta que la realidad es que los occidentales son los que se están comiendo lo recursos de África gracias a colaboradores necesarios. España tiene mucho que decir de su relación con Guinea y el Sahara. 

-¿Qué reflexión dejarías a los jóvenes que como tú destacan mucho siendo muy jóvenes?


Que tengan inquietudes y que sean frikis en cosas que no tengan que ver son la pelota. (Bueno frikis de hacerse tatuajes no cuenta, eso es muy “fútbol”)

Para terminar una serie de preguntas cortas:

1. Equipo del qué eres aficionado: De ninguno.
2. Jugador favorito: Henry en el Arsenal
3. Mejor jugador con el que hayas compartido vestuario: Roberto Merino
4. Mejor jugador contra el que hayas jugado: Ni idea.
5. Mejor compañero en un vestuario: Oussama Souadi, vivimos una etapa dura en Logroño. Fue nuestro Vietnam.
6. Mejor afición que hayas tenido como visitante: Hércules 
7. Mejor jugador ecuatoguineano de la historia: Ruslan Elá Ayana.



Más de uno debería tomar nota del bueno de Jacinto a la hora de afrontar determinadas situaciones. ¡Todos somos buenos en algo!



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